Cuando abandonamos la pesadilla de la Maquinista
15.03.2015 16:28
Cuando abandonamos la pesadilla de la Maquinista fuimos a tomar algo a la plaza Mossén Clapés, que la Pepa se quería despedir de su yaya antes de irse de Nochevieja, y de paso quedamos con Carlos por allí, que le iba bien, eso sí, después de pegarse una siesta profunda. El pobre, que madruga mucho para trabajar y mantener mis caprichos de vieja diva olvidada. Es broma, mis caprichos me los pago yo. Que cobro el paro!
Ya por la noche, en mi casa, intentamos ver Casino con Carlos, pero no aguantamos mas de veinte minutos, que lástima, porque tiene buena pinta, pero dura tres horas, y tengo una facilidad asombrosa para empezar a ver una peli y quedarme frito, pero es que me da igual la hora que sea o que haya dormido quince horas. Se me cierran los ojos, ya puede ser un megajit, que me quedo tieso.
El sábado nos levantamos a una hora mas que razonable, y lo primero que hice fue llamar a mi prima para acabar de saber los detalles de la noche. Como la cenita era en su casa, y mi prima y su novio no han ido a la escuela de anfitrionas de la Preysler (vasos y platos de plástico en Nochevieja? Noooo!), cada uno llevaba algo, a mi me tocó el paté, y a Carlos las uvas. Los pillé en el Ikea, hablé con mi cuñado, porque mi prima iba de un lado para otro maravillada con las cositas que veia. El resto del dia nos estuvimos preparando para la fiesta, nos pegamos una siesta histórica.Y por la noche para allí que nos fuimos. Estábamos, Carlos y yo, mi prima y Francesc, la Sonia y el Carles (no confundir con Carlos).
